Mi entendimiento acerca de las empresas humanas lo podría definir en simple como un interés honesto por ayudarnos entre empresa-colaborador. Y con “ayudarnos” me refiero a la intención profunda que surge en cada persona cuando sienten que son valorados y en retribución intentan dar lo mejor de sí, aportando a la consecución de los objetivos y metas empresariales. Y por el lado de la empresa, me refiero a una convicción real de hacer de su cultura y procesos más compatibles con las personas y no solamente alineados con sus objetivos meramente económicos, es decir, las compañías aportando a que sus colaboradores puedan ser más felices profesional y personalmente.
¿y esto último las pone en desventaja en relación a su competitividad en el mercado?
Para nada, muy por el contrario, una empresa humana que pone primero el foco en las personas, cultiva una nueva forma de entender los negocios y procura generar el mejor impacto tanto interna como externamente, es recompensada no solo con un mayor compromiso de sus colaboradores, sino también, por todos los actores con los que se relaciona (clientes, proveedores, gobiernos, comunidades, etc) lo que a su vez se traduce (y cada vez con más estudios que así lo demuestran) en mayor productividad, mayor innovación y mejores resultados.
Entonces, ¿qué esperamos para hacer el cambio?
José Alvarez – Fundador La Frutología